Pero a quien le
importa la institución escolar, al estado y a la sociedad, para contar con
individuos que se rijan por valores, normas y formas culturales conformadas en
el sistema educativo vigente proporcionado por el propio estado. Para los individuos
resulta importante contar con una buena educación, ya que esto le traerá
mejores oportunidades laborales, culturales y de ciudadanía. La institución
educativa tiene la co-responsabilidad ética, política y moral de constituirse
en escenario de formación y socialización en el que, como tal, circulan
múltiples sentidos, se producen variados aprendizajes, se abre la opción a la
negociación de la diferencia y se funda la convivencia como una expresión de la
autonomía, la libertad y la dignidad humana. La escuela es formativa y
socializante. Sirve para la construcción de la identidad del sujeto. Así como configuran una cotidianidad del
respeto, la negociación y la inclusión.
La
formación en la escuela son todas aquellas herramientas que desarrollamos a
través del proceso de aprendizaje, las cuales internalicemos como significativo y transformador. En cambio la socialización
según Durkheim es el proceso de construcción de la identidad individual y a la
organización de una sociedad. El sujeto es un ente social, la socialización
primaria del individuo es la familia, la cual a través de un modelo aprendido
con anterioridad nos transmite el autocontrol, los valores y ciertos roles. La
escuela también socializa al individuo, debido a que se transforma en un lugar
de vida, a través de la interacción cotidiana aprendemos el respeto, la negociación
y la inclusión. Dice (Echavarría
Grajales, 2003) la escuela es el escenario del reencuentro, la producción y el
intercambio de formas de pensar, sentir y habitar el mundo; en ella se
constituye un universo de culturas e identidades que exigen la configuración de
Espacios que acerquen las diferencias y que excluyan aquellas certezas
absolutas que descansando sobre la base de lo ya comprendido no dejan lugar a
la incertidumbre, a lo impredecible, a lo que está por aprender y comprender. La
identidad se constituye en la escuela, a través de la formación y la
socialización. Es ahí donde convergen la interacción, la negociación y la
objetivación de nuevos contenidos.
La
construcción de identidad, hace
referencia al proceso a través del cual los sujetos, hombres y mujeres, se
hacen individuos únicos, negocian sus diferencias con otros y otras diferentes,
y constituyen marcos comunes que les permiten cohabitar conjuntamente un
espacio cotidiano, histórico y cambiante, estos logran elaborar los
significados de existencia que han movilizado su historia y han mediado su
accionar hacia la configuración de una forma particular de habitar, sentir,
vivir y pensar el mundo de la vida. Así mismo, en la construcción de la
identidad el individuo configura formas legítimas de convivir y organizar el
mundo vital para reestablecerlo, si así lo quiere, como un espacio de calidad
de vida, un espacio vital de la relación y continua interacción, un espacio
para vivir la diferencia y el reconocimiento. En el mundo de la vida se tejen
los diversos sentidos que le dan contenido a las actitudes, los valores, las
normas y las diversas formas de interacción; en él se delimita el espacio de lo
individual y lo colectivo que reclaman la emergencia de un sujeto que se hace
en la interacción con su mundo y que a través del lenguaje ha ido y está
objetivando nuevas formas de habitarlo, es decir, nuevos contenidos, para leer
la interacción y para justificar la construcción de un espacio vital que reivindique
la humanidad en el reconocimiento del sí mismo y del otro como un todo legítimo
y lleno de sentido. En ese sentido, una resultante del proceso de formación
ciudadana está referida a la aparición de un sujeto empoderado, con capacidad
deliberativa y argumentativa; un sujeto que se hace y hace de los otros interlocutores
válidos, consientes, críticos y dispuestos a hacer frente a los retos que
plantea la toma de decisiones en una institución educativa. El ejercicio de la
participación entraña un pensamiento autónomo, el cual, a su vez, implica el
reconocimiento de la capacidad que tienen los sujetos de pensar por sí mismos,
de actuar al mismo tiempo de manera concertada y colectiva y de asumir
responsablemente las consecuencias de sus actos, es decir, de hacer un
reconocimiento explícito de los derechos que posee y poseen los otros y de
asumir responsablemente los deberes que lo involucran como directo responsable
de la convivencia; así el cumplimiento del deber de cada uno es exigencia del
derecho de todos.
Desde
mi punto de vista la formación ciudadana está conformada por sujetos con una
identidad propia. En base a texto de (Echavarría Grajales, 2003) para que esto suceda, se
deberán de realizar modificaciones a los programas curriculares de las escuelas
para considerar a las escuelas como formadoras de ciudadanos.
Referencias
Garay, L. (12 de Junio de 2007). http://institucionesygrupos.blogspot.com/2007/06/los-conceptos.html.
Obtenido de http://institucionesygrupos.blogspot.com/:
http://institucionesygrupos.blogspot.com/2007/06/los-conceptos.html
Rockwell, E., & Ezpeleta, J. (1983). LA
ESCUELA: RELATO DE UN PROCESO DE CONSTRUCCION. Ponencia presentada en
seminario CLACSO sobre educación. Sao Paulo, Brasil.
Echavarría Grajales, Carlos Valerio (2003).
La escuela un escenario de formación y socialización para la construcción de
identidad moral. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y
Juventud, 1(2), .[fecha de Consulta 21 de Mayo de 2020]. ISSN: 1692-715X.
Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=773/77310205
Gallardo Vázquez, P. (s.f.). https://idus.us.es/.
Obtenido de https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/51361/Cap.6.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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